... Y sin saber como, me encontre frente a mi misma en una situacion jamás deseada. Todos mis miedos y mis heridas puestos en bandeja. En ese momento las tinieblas fueron tornandose cada vez más oscuras; en mi brillante mundo nadie se atrevió a decir una palabra y nosotras sabíamos que habría hecho falta mucho ruido para llenar todo aquel silencio. Se acercó lentamente y a cada paso que daba, una parte de mi iba estremeciendose, hasta encontrarnos cara a cara y sentir como si todo mi cuerpo tuviera miedo, demasiado miedo, incluso de mi misma.
- Ha llegado el momento de que hablemos, aunque eso signifique que después ni vos ni yo sigamos siendo las mismas.
- Lo se, pero antes perdóname todos los errores que haya podido cometer... Ayúdame a dejar atrás todos los recuerdos que merecen ser olvidados...
- Sabes que si todavía existiera un mundo digno para vos y en ese mundo hubiera alguna manera de olvidar, tu mente seguiría prohibiendote hacerlo...
- Simplemente pretendo encontrar a alguien que me salve de mi misma.
- Hablas como alguien que estuviera encerrado en una prisión...
- Todos estamos encerrados en una prisión. La mia me la construí yo sola, pero no por eso me resulta más fácil escapar...
- Lo supongo... Por muy dorada que sea... Una jaula será siempre una jaula...
- Es un hecho que, tanto a vos como a mi, nos ha acompañado siempre.
- Tu pequeña soledad quiere quedarse aquí un poco más... Con vos, mi única amiga...
Y se quedó un poco más en mi pequeño mundo, observando todo lo que nuestros ojos alcanzaban a ver.
Cosas pequeñas, cafés pequeños, personas pequeñas.
Ningún "sueño americano", ningún rascacielos que derribar, solo sueños pequeños (cuando los había)... A veces descoloridos por el aire del mar, como los muros de algunas casas. Sueños pequeños, sí, pero que cuando se rompían provocaban grandes dolores. Ese momento había llegado como otra de tantas veces y lo único que podía hacer era observar como pasaba todo, como cuando pensabas que iba a ser un gran día y te ves obligado a esperar tras la ventana a que cese la lluvia... A tu lado y en silencio, pequeña soledad.